Centros: San Blas, Roger de Flor, San José, Balsas de Ebro Viejo y Huesca.
Muy buenos días, autoridades, voluntarios e internos.
Mi nombre es Rosa, y en primer lugar decirles que represento a todos los compañeros que hoy están aquí y a los que no han podido venir.
Somos un conjunto de 26 voluntarios que cuando Fundación “La Caixa” nos brindó la posibilidad de integrarnos en este proyecto, pensé, que siendo ya voluntaria en el Centro de Mayores del IASS, porqué no formar parte también de esta iniciativa tan diferente e interesante.
Quisiera contarles, en forma muy resumida, mis experiencias en este Centro Penitenciario de Zuéra y que han sido por partida doble: unas físicas y otras digamos que emocionales.
Las físicas derivadas del carácter mismo del Centro Penitenciario, por ejemplo, el sonido fuerte y metálico de las ¡¡doce puertas!! que tenemos que atravesar hasta llegar a la Ciber, pero una vez allí, el entorno en que nos desenvolvemos, los pasillos tan espaciosos, las aulas, la luz natural que entra a raudales y la presencia de muchas plantas, hacen que todo nos recuerde más un centro educativo que el sitio donde nos encontramos.
La emocional se debe al contacto con los internos. Desde fuera se tiene, en general, una opinión de ellos que después hay que matizar al conocerlos. Independientemente de las circunstancias que les hayan traído aquí, tienen ilusiones, aspiraciones, sentimientos, como todos los demás. Y si nosotros les podemos enseñar nuestros conocimientos y experiencias, somos una pequeña ayuda para luego integrarse en la vida normal. Y esta idea es la que justifica nuestra labor como voluntarios, haciéndonos sentir una gran satisfacción interior.
Recuerdo, que el primer día que vinimos, para saber a que nivel estaban en cuanto a teclado y el programa WORD, les pusimos como tarea escribir una carta diciendo lo que quisieran. Y uno de los internos, confeccionó una carta dirigida a todos nosotros, dándonos las gracias por nuestro esfuerzo desinteresado, por el hecho de desplazarnos hasta aquí siendo personas mayores, además de poner a su alcance lo poco o mucho que supiéramos y compartir dos horas con ellos. El chico ponía gran énfasis en lo importante que era para ellos hablar con personas ajenas al Centro Penitenciario.
Por lo tanto, doble satisfacción, porque si además de hacer algo que consideras que merece la pena, todavía te lo reconocen, pues miel sobre ojuelas ¿no?. Sería bonito que, transcurrido un tiempo, nos recordaran con el mismo agrado con que nosotros les recordaremos.
Para terminar quisiera, en nombre de todos los voluntarios, dar las gracias a Fundación “La Caixa”, al IASS y al Centro Penitenciario que nos ha permitido en un momento de nuestras vidas, ver que todo NO ha terminado, y añadir un sentimiento de autoestima, al darnos cuenta de que todavía podemos compartir experiencias, ser útiles y crecer como seres humanos.
MUCHAS GRACIAS
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